Noviembre, 2020
La alegría es el estado natural de la mente y esto lo podemos comprobar cuando dejamos ir todas las preocupaciones, miedos y molestias, y nos encontramos distendidos siendo lo que realmente somos, sintiéndonos bien y experimentando una felicidad interior. Este estado de bienestar es inherente a todos los seres y, sin duda, sentimientos positivos como la gratitud, el amor y la bondad pueden potenciar la alegría y manifestarse también en el plano corporal.
¿Te has preguntado si tu alegría se alimenta de la felicidad de los demás? Es muy probable que las personas a nuestro alrededor tengan la más genuina intención de hacernos felices y vernos bien, pero la alegría es un estado que solamente se cultiva mediante un proceso interno en el que, básicamente, decidimos ser felices a pesar de los contratiempos que tiene la vida.
La decisión de “ser feliz” es un proceso neurocortical complejo, pero posible. La felicidad se aprende por imitación en los primeros años de vida y por voluntad, posteriormente. En los primeros siete años, si el niño crece en un entorno feliz aprende a identificar la felicidad como un estado normal y deseable. La evidencia demuestra que el cerebro es plástico a lo largo del transcurso de la vida, por lo tanto es posible adquirir nuevas ideas, opiniones y pensamientos que darán lugar a nuevas emociones, sentimientos y conductas. 1 Los factores que subyacen a la felicidad pueden ser de carácter exógeno (factores conductuales, socioculturales, económicos, geográficos, acontecimientos vitales y estéticos) y endógeno (factores biológicos, cognitivos, de personalidad y éticos); dentro de estos últimos, los factores biológicos son considerados predictores significativos de la felicidad. En ese sentido, los resultados de estudios neurocientíficos han demostrado que una parte del cerebro (amígdala, hipocampo y sistema límbico) y los neurotransmisores (dopamina, serotonina, norepinefrina, melatonina y endorfina) desempeñan un papel importante en el control de la felicidad; otros estudios también muestran el papel que juega el cortisol, la adrenalina (glándula suprarrenal) y la oxitocina (glándula pituitaria).2,3
La alegría puede formar parte de nuestra vida en tanto seamos capaces de superar los aspectos negativos de nuestra mente e incrementar los positivos. También es preciso comprender que la fama, la riqueza, la reputación y el placer sexual son logros temporales, y que somos capaces de alcanzar objetivos más grandes y duraderos, como el desarrollo del amor, la sabiduría, la compasión y otras cualidades positivas que nos permiten acceder a nuestro potencial más elevado.