Enero, 2021
Cuando se abordan temas relacionados con la muerte, a menudo surge una reacción de rechazo, miedo o sobresalto. Esto se debe a que la muerte, sobre todo de nuestros seres queridos, es un evento que puede acarrear sentimientos de aprensión, tristeza, dolor e inclusive culpa o remordimiento. Solemos ver a la muerte como algo contrario a la vida, la belleza y la felicidad, pero este evento tan importante de la naturaleza es parte de un ciclo esperado y por el que todos los seres vivos tenemos que pasar. Entonces, ¿por qué no prepararnos para ello?
LA MUERTE PUEDE
OCURRIR EN CUALQUIER
INSTANTE
y no
sabemos cómo ni dónde sucederá;
de
lo único que tenemos certeza
es que
TODOS NOS
ENFRENTAREMOS A ELLA
tarde o temprano
Así como aceptamos con serenidad que las flores se marchitan o que las hojas de un árbol caen cuando se secan, de la misma manera tendríamos que comprender que la muerte es algo natural, una transformación de la materia y un aspecto inherente a la existencia misma. Sin embargo, la raíz de nuestra inquietud respecto a este fenómeno es el aferramiento que sentimos hacia las personas y, desde luego, a nuestra propia imagen, como si todo fuera permanente e inmutable, como si nuestros deseos por preservar la vida propia y ajena fueran suficientes para evitar la muerte. En el fondo, sabemos que eso no sucede y por ello huimos o nos protegemos cuando nuestra vida está en peligro, porque nuestra existencia es muy preciada.
Independientemente de las creencias religiosas en torno a la muerte, es importante prepararnos para que, llegado el momento, tengamos muchas más impresiones positivas que negativas respecto a lo vivido, tanto como nos sea posible. La vida presente y todas sus experiencias son efímeras, de ahí la importancia de aprovecharla al máximo, y las personas que han tenido alguna experiencia cercana a la muerte pueden dar fe de ello.
La ciencia de la reanimación no solo ha brindado nuevas oportunidades para revertir la muerte —declarada por criterios cardiorrespiratorios— y tratar las consecuencias potencialmente devastadoras de la reanimación; sino que también ha proporcionado información intrigante sobre la probable experiencia mental y cognitiva de este evento. Los recuerdos relatados por millones de personas con relación a la muerte son fenómenos frecuentemente discutidos y considerados de naturaleza alucinatoria o ilusoria. 1 De acuerdo con van Lommel, 2 estas las experiencias no pueden reducirse simplemente a la imaginación, el miedo a la muerte, las alucinaciones, la psicosis, el uso de drogas o la deficiencia de oxígeno; sobre todo cuando quienes las experimentan están convencidos de haberlas vivido como algo real y no como una ilusión. Otros reportes han revelado que este tipo de experiencias a menudo inducen beneficios transformadores en la vida de los pacientes. 3 Si bien queda mucho por descubrir, la experiencia recordada en torno a la muerte merece una investigación científica genuina y sin prejuicios. 1
Si consideramos a la muerte desde un punto de vista abierto y flexible, y cultivamos la satisfacción respecto a lo que hemos conseguido a lo largo de nuestra vida, los apegos irán diluyéndose poco a poco y podremos estar más atentos para hacer de cada acto algo beneficioso para nosotros y para los demás.
Medicus 2021;02(09)