La piel es el órgano mas grande del cuerpo, que por su accesibilidad nos permite ver lo que pasa en el organismo. De este modo, son muchos los hallazgos cutáneos o las manifestaciones dermatológicas que nos pueden hablar de enfermedades sistémicas, como las siguientes:
Infecciones cutáneas asociadas a inmunosupresión: VIH/SIDA, diabetes mellitus, tratamientos inmunosupresores, entre otros
Manifestaciones cutáneas de enfermedades de origen reumatológico
Síndromes cutáneos paraneoplásicos
Metástasis cutáneas de neoplasias originadas en otros órganos
Manifestaciones asociadas con el síndrome metabólico
Las manifestaciones cutáneas de las enfermedades sistémicas suelen ser muy amplias, si bien en algunos casos se trata de manifestaciones específicas, como los signos cutáneos específicos de las dermatomiositis o la acantosis nigricans que se dispone en los pliegues (característica de la resistencia a la insulina). Es un hecho que en la mayoría de las lesiones cutáneas pueden observase varias señales de enfermedad; por lo tanto, es muy difícil especificar marcadores dermatológicos únicos, debido a que el paciente debe ser evaluado es su conjunto y entendido como un “todo”. Esto quiere decir que tenemos que asociar los hallazgos cutáneos con los signos y los síntomas de otros órganos y sistemas.
En la mayoría de las
LESIONES DE LA
PIEL
pueden observarse
varias
SEÑALES DE
ENFERMEDAD;
por ello, es necesario
ASOCIAR LOS
HALLAZGOS CUTÁNEOS
con los signos y los síntomas de
otros órganos y sistemas
Lo primero que debe realizar un médico de primer contacto es la revisión cutánea completa bajo una adecuada iluminación. De esta manera, es posible distinguir cualquier alteración en la piel. En segundo lugar, una vez identificadas las alteraciones cutáneas, debe distinguirlas; dentro de la formación del médico general, el profesional aprende a identificar las diferentes enfermedades y manifestaciones cutáneas mas frecuentes; no obstante, en los casos en los que exista alguna duda al respecto, la mejor conducta terapéutica consistirá en enviar al paciente con un especialista en dermatología para una revisión exahustiva.
Durante la formación del médico general —que puede durar de seis a siete años, dependiendo de la universidad—, el estudio de la piel o el conocimiento dermatológico es muy limitado,de tal suerte que existe una muy baja probabilidad de que el médico de primer contacto tenga la suficiente experiencia para realizar un diagnóstico certero. Posteriormente, se requieren cuatro años de estudio para obtener una especialidad en medicina interna (enfocada en el manejo de las patologías sistémicas no quirúrgicas del adulto) y tres más para realizar la subespecialidad en dermatología. Es por ello que afirmar la existencia de un único punto clave para distinguir si una lesión cutánea forma parte de una manifestación sistémica o una patología meramente de la piel sería imposible; nuevamente, el dermatólogo que atiende patologías hospitalarias o un dermatólogo-internista debe evaluar al paciente en su conjunto, con la capacidad de asociar diferentes factores patológicos. Por ejemplo, las manifestaciones cutáneas secundarias a vasooclusión nos hablan, evidentemente, de una causa sistémica, pero estas pueden ser varias: infecciones, alteraciones de la coagulación causada por medicamentos, enfermedades reumatológicas, émbolos, depósito de calcio, entre otras.
Las enfermedades con manifestaciones cutáneas que requieren un tratamiento urgente son aquellas en donde la piel pierde su función de protección; es decir, cuando existe una ruptura o pérdida de continuidad en ella. Esto puede ocurrir en las enfermedades ampollosas que afectan grandes áreas de superficie corporal, así como en las reacciones cutáneas alérgicas a fármacos que condicionan la muerte de los queratinocitos y, por lo tanto, comprometen amplias zonas de pérdida cutánea. Las enfermedades vasooclusivas que pueden condicionar amplias zonas de necrosis nos hablan de un padecimiento sistémico subyacente de gravedad que también requiere un abordaje terapéutico inmediato.
Este artículo debe citarse como: Méndez-Flores S. Manifestaciones cutáneas como herramienta clínica básica. Medicus 2021;2(10):714-6.