No podemos separar la vida sexual de la salud mental, emocional o física, pues somos un todo; somos seres integrales, seres biopsicosociales y, en el ámbito de la sexualidad, todo esto impacta. Por consiguiente,
un tema que es importante resaltar es el abordaje de la sexualidad femenina, sobre todo, en el ámbito médico, donde, desafortunadamente, encontramos que los especialistas, en este caso, ginecólogos o médicos
generales que atienden problemas de salud sexual, se enfocan solo en temas asociados al embarazo y a su prevención, y poco se atienden las problemáticas relacionadas con el placer, con alguna disfunción o determinado
malestar que pudieran estar viviendo las mujeres. Pareciera que todo es muy mecanizado y cuando vas al consultorio ginecológico, la atención que se brinda es como si el genital fuera un ente aislado del placer o de la
vida sexual, y se enfocan, únicamente, en que esté sano, pero no se habla de su bienestar. Por ejemplo, cuando llegas al consultorio ginecológico, te piden que te quites la ropa y te pongas la bata para la exploración
mamaria, para una colposcopia o un papanicolaou. Sin embargo, cuántos médicos preguntan si la vida sexual tiende a ser satisfactoria, si hay una adecuada lubricación, si se llega a la fase de excitación adecuadamente o
si se llega al orgasmo. Por lo general, no encontramos a un especialista que esté sensibilizado ante el tema del placer y de la sexualidad femenina; supongo que tampoco de la masculina, pero de la femenina, mucho menos.
Por ello, creo que es primordial comenzar a sensibilizar a los profesionales de la salud sobre el tema de la sexualidad y del placer; no solamente de la salud sexual entendida desde la prevención de infecciones de
transmisión sexual o desde el control anticonceptivo, sino desde el placer.
Hay un porcentaje altísimo que ha mostrado que más de 50% de las mujeres mexicanas nunca han tenido un orgasmo. ¿Qué implicaciones tendría esto en la vida de las mujeres mexicanas que no tienen una vida sexual plena y que, por consiguiente, es probable que estén viviendo un malestar psicológico, emocional e, incluso, afectivo en sus vidas, en sus relaciones? Si la vida sexual no va bien, pues lo demás es probable que tampoco. Entonces, ante esto, encontramos algunos problemas como vaginismo, dispareunia, anorgasmia, deseo sexual hipoactivo o falta de lubricación, los cuales, muchas veces, obedecen más a la incapacidad de un estímulo sexual efectivo, que a un problema particular o fisiológico de la mujer.
Se ha observado que, en general, todas estas disfunciones tienen una fuente psicológica que está relacionada con la historia personal de estas mujeres. Por ejemplo, desafortunadamente, muchos casos de acoso, abusos sexuales o violación en la infancia, en la adolescencia, incluso, en la vida adulta, son situaciones que, evidentemente, van a tener un efecto en la vida sexual de las mujeres. Estas afecciones psicológicas, en su gran mayoría, también están relacionadas con la historia y con los aprendizajes respecto a la sexualidad, con todos los tabúes y restricciones que tienen las mujeres desde pequeñitas; si a los varones se les restringe conocer y tocar sus genitales, a las mujeres todavía más. De hecho, en las mujeres la restricción es absoluta: no puede verse, no puede tocarse, no pueden jugar de ciertas maneras; evidentemente está prohibidísima la masturbación femenina, no así la masculina. Se sabe que los hombres se pueden masturbar y que lo hacen, incluso, con pareja, casados, pero en las mujeres esto es un tema que sigue causando mucho conflicto porque el conocimiento erótico genera empoderamiento.
Por ejemplo, en una familia restrictiva, tal vez con determinadas ideas religiosas, donde la sexualidad y el manejo del cuerpo estuvieron prohibidos, es probable que no se mencione esto, incluso, ni los temas básicos y fundamentales, por ejemplo, hablarles de su primera menstruación a las niñas, de cómo deben higienizar sus genitales, cómo deben cuidar su cuerpo, cómo deben cuidarse y no permitir que nadie las toque, que nadie abuse, de cuáles son los límites de su propio cuerpo, pero también cuáles son las áreas de autoconocimiento, de placer, de los espacios en los que las mujeres podrían estar consigo mismas conociéndose, disfrutándose; de nada de esto se habla en nuestra cultura y, por lo tanto, evidentemente, va a ocasionar una vida sexual poco placentera y con los años vendrán diversas disfunciones.
Por otro lado, está el caso de los varones, quienes juegan un papel importante en el caso de las relaciones heterosexuales. A los varones se les dice que ellos son los expertos, que nacen sabiendo sobre la sexualidad femenina y la realidad es que no conocen ni su propio cuerpo ni su funcionamiento. También los varones padecen ciertas disfunciones resultado de alteraciones y malestares sexuales y, entonces, estos varones, que se supondría saben cómo acercarse sexualmente a las mujeres, resulta que no lo hacen, y esto ocasiona problemas de pareja que pueden llegar hasta el divorcio, a la violencia y a ocasionar relaciones interpersonales y de pareja nada saludables. Dentro de esas problemáticas están, además, por supuesto, otros factores como depresión, ansiedad, consumo de sustancias, alcoholismo, conflictos en la vida familiar, en casa, en el trabajo, la situación económica, todo esto, aunque no lo parezca, puede estar ocasionando problemas en la vida sexual.
También ciertos fármacos para tratar algunas enfermedades crónico-degenerativas, por ejemplo, diabetes, esclerosis múltiple, cáncer, problemas cardiovasculares, desnutrición u obesidad, van a tener impacto en la vida sexual.
Nos limitamos solo a atender lo físico, pero poco al trato humano, al trato sensible hacia el sufrimiento de muchas mujeres. Por ejemplo, yo me pregunto qué puede suceder en un peritaje después de una violación. En la actualidad, el abordaje, se supondría, que debiera ser muy cuidadoso, muy humano. En los consultorios privados, ¿qué estamos haciendo cuando nos llegan este tipo de casos?
Sensibilizándonos ante este tipo de situaciones. Yo creo que es importante que el médico especialista de la salud femenina sea sensible a estos temas y que pueda ser capaz de hablar con sus pacientes sobre el placer, el bienestar o lo que pueda estar afectando la vida sexual y, si no se siente con la capacidad o no está informado o formado al respecto, puede recurrir a un médico sexólogo o a un educador o educadora sexual.
Siempre es importante que exista un ambiente de confianza, ético, seguro, donde se pueda facilitar el poder hablar de la vida sexual femenina e, incluso, motivar para que las mujeres puedan dialogar sobre este tema, pues creo que para muchas mujeres sigue siendo un tabú poder hablarlo y su médico de primer contacto es importantísimo, es la vía por la cual las mujeres podrían, tal vez, empezar a tener acercamiento al placer o bienestar sexual.
También hemos observado el tema de la violencia obstétrica que, desafortunadamente, sigue presentándose en muchos lugares de México. Este tema, incluso, es abordado desde la bioética y la ética, y no hemos logrado erradicarlo. Yo creo que es fundamental que el personal médico pueda comenzar a sensibilizarse sobre el derecho sexual y humano de todas las personas de vivir el placer, del derecho sexual y humano de ejercer la sexualidad como mejor le parezca y también decidir cuántos hijos tener o cómo no tenerlos, o también, incluso, el derecho de abortar, de acudir a un espacio para la interrupción legal del embarazo.
Sin embargo, aún sabemos de muchas mujeres que son violentadas en el espacio médico cuando están en proceso de parto; incluso, son las enfermeras y los médicos quienes hacen comentarios totalmente fuera de lugar castigando a estas mujeres por haberse embarazado, por estar dando a luz y, por lo tanto, por haber tenido placer. El mensaje que se les da a estas mujeres es que tienen que asumir un dolor tan fuerte como el del parto a cambio del placer que, aparentemente, se obtuvo al tener relaciones sexuales. Este es un tema muy polémico que está relacionado con la idea cultural muy arraigada de que las mujeres no tenemos derecho al placer y, si lo tienes, entonces tienes que aguantar las consecuencias.
En este sentido, una tarea esencial es trabajar con las nuevas generaciones de profesionistas de la salud y que ellos también aborden su propia sexualidad, revisen su propia historia en temas de sexualidad. A lo largo de toda nuestra vida tenemos un proceso de desarrollo personal y sexual, y el médico no está exento, también debería tener la obligación de trabajar estos temas consigo misma, consigo mismo, para poder abordar, de una manera más humana, cualquier situación que se le presente en su labor profesional.
Este artículo debe citarse como: Padilla-Gámez N. Situación actual de la sexualidad femenina y su relación con los profesionales de la salud en México. Medicus 2020;1(4):266-8.