Los lunares comunes en la piel, conocidos científicamente como nevos melanocíticos, son el producto de una acumulación de melanocitos debido a una proliferación alterada de las células névicas y pueden presentarse en la epidermis, dermis o en ambas capas.
El melanoma es una neoplasia maligna de la piel potencialmente mortal, cuya incidencia sigue aumentando en todo el mundo. El riesgo actual de por vida de desarrollar melanoma es de uno en 63 en los Estados Unidos y proporciones similares se observan en otras naciones occidentales, representando casi 73% de las muertes relacionadas con el cáncer de piel.1
Actualmente, gran parte de la población sabe que cuando un “lunar” sufre alguna modificación en tamaño, forma o color debe acudir al dermatólogo, lo que permitirá una detección temprana. Hoy sabemos que la mayoría de los melanomas se presentan en la piel expuesta a radiación ultravioleta, ya sea por exposición intermitente (playa) o continua a la radiación solar (trabajo al aire libre), o bien, mediante a la utilización de camas de bronceado. Esto se debe a que, cuando los daños producidos por la radiación superan la capacidad del cuerpo para repararlos, se producen mutaciones celulares y es entonces cuando el melanoma se presenta.2
A continuación se describen una serie de factores de riesgo adicionales a la exposición solar:
Más de 50 nevos melanocíticos. Esta cantidad incrementa el riesgo de desarrollar melanoma con respecto a la población general. Solo 20% de los melanomas surge de un nevo previo, la mayoría se presenta sobre piel previamente normal. También se ha descrito riesgo de malignización de los nevos congénitos gigantes (mayores de 20 cm), sobre todo en la primera década de la vida.
Edad y género. Las lesiones tienden a diagnosticarse en adultos jóvenes a una edad promedio entre los 25 y 57 años; las mujeres tienen mayor probabilidad de desarrollar melanoma que los hombres pero, después de los 75 años, estos últimos tienen tres veces más probabilidad, en comparación con las mujeres.
Antecedentes familiares de melanoma. Se han reportado mutaciones en CDKN2A, CDK4 y M1CR en hasta en 7% de los casos.
Raza. La exposición excesiva a la luz ulravioleta afecta de manera diferente según la raza; en ese sentido, el riesgo de por vida para los caucásicos es de 2.6%, de 0.1% para los afroamericanos y de 0.58% para los hispanos.3,4
Cuando un NEVO
sufre alguna
MODIFICACIÓN
EN TAMAÑO,
FORMA O
COLOR
, se debe
derivar al paciente
al dermatólogo para
un tratamiento
adecuado
Los nevos melanocíticos congénitos (NMC) pueden ser reconocidos por el tipo de lesión elemental que presentan, así como por su morfología, color, tamaño y localización:
Pueden manifestarse como manchas o máculas con superficie lisa y que no se palpa, o bien, como una pápula con una superficie palpable menor a 6 mm.
En la infancia, los NMC suelen presentarse como máculas, en el adulto como pápulas y en la vejez pueden involucionar.
Los NMC se presentan como una lesión color marrón que puede ser clara u oscura, en dependencia del tipo de nevo, localización anatómica y antecedentes de exposición a la radiación ultravioleta.
Los nevos melanocíticos adquiridos (NMA) desarrollan una disposición simétrica, uniforme y regular, tienen una distribución homogénea del pigmento y cumplen con la regla ABCDE, cuyo cuadro nemotécnico para el diagnóstico de las lesiones pigmentadas se explica en la Figura 1.
En ocasiones, se pueden llegar a presentar cambios en las caracerísticas de los nevos y observarse irregularidades, asimetrías y múltiples colores, lo cual, desde el punto de vista clínico, se define como “nevo atípico”, y cualquier paciente que lo tenga debe ser referido al dermatólogo (en la Tabla 1 se muestran los criterios de derivación al especialista). El conocimiento de las características clínicas del melanoma en etapas tempranas es muy importante;5 de hecho, el manejo de los pacientes con nevos displásicos requiere un seguimiento constante con iconográfica (fotografías) y/o biopsias de las lesiones sospechosas, con el fin de detectar melanoma precozmente.
El melanoma debe ser tratado exclusivamente por el médico especialista; sin embargo, todo profesional de la salud debe recomendar a sus pacientes las siguientes medidas de fotoprotección:6
Evitar la exposición solar, especialmente a jóvenes y personas con mayor riesgo por su fenotipo.
Los filtros solares deben ser fundamentales y deben estar acompañados de otras medidas de fotoprotección (sombreros, guantes, ropa).
El melanoma sigue siendo una importante causa de morbilidad y mortalidad en el mundo. Los médicos involucrados en el diagnóstico o tratamiento de melanoma deben estar siempre familiarizados con las opciones de detección disponibles y los pasos clave para el diagnóstico clínico e histológico, ya que de esto depende reducir la incidencia y progresión de la enfermedad, y así brindar un mejor pronóstico a los pacientes.
Este artículo debe citarse como: Arciniega-Arriola A. ¿Cómo distinguir los lunares del melanoma? Medicus 2021;2(10):710-3.